LA LEYENDA DE LA FUENTE DE ALMANZOR
Corría el año 1526, cuando el rey Zelim Almanzor, sobrenombre de
un morisco de Algar de Palancia llamado Garbau, que se había puesto al mando de
la Rebelión que los Moriscos de la Sierra Espadán , se hallaba sumamente
preocupado por la escasez de agua que acuciaba a la población musulmana que se
había aglutinado en Almedíjar, última plaza en ser reconquistada de las
ubicadas dentro del estado de sitio al que estaba sometida la zona de Espadán en
el verano de 1526, puesto por las tropas cristianas, que trataban de abortar el
amotinamiento.
Hasta ella se habían trasladado los labradores y pastores
que huían de las batallas acompañados de sus esposas, esclavas e hijos, junto a
carboneros, artesanos y cazadores que formaban el grueso de la soldadesca
morisca, que no superaba los 4000 hombres.
Ante tanta responsabilidad, un día fue el propio Almanzor
quien decidió tomar parte en una batalla para tratar de romper el cerco
cristiano, y tratar de ganar terreno rico en agua. Pero en la lucha, una flecha
hizo blanco en su pecho, dejando al caudillo morisco gravemente herido.
Prontamente sus correligionarios le llevaron de retorno a
Almedíjar para recibir atención especializada. Era mucha la sangre que desprendía
Almanzor, y al poco los curanderos se quedaron sin agua con la que poder
limpiar sus heridas, debido a la sequía.
Una esclava cristiana, que contemplaba la exasperante
situación en las que se hallaba su opresor, al que admiraba en secreto, decidió
hacerse notar; así que se acercó a los curanderos y les dijo:
- Señores, yo puedo
satisfacer vuestros anhelos y conducíos al agua, aunque a cambio, vos me
tendréis que conceder el deseo que yo os pida.
Tanto los curanderos como sus consejeros miraban al monarca
para que fuera él quien tomase la decisión, pues desconfiaban de la cristiana,
pero era tanta la necesidad del líquido, que comentaron que no estaría de más
el intentarlo. Finalmente, sonriendo sentenció el monarca:
- Es valiente la
chiquilla, y si la escucho, me arriesgo a que los hombres se rían y me tachen
de ingenuo, y a que mi salud empeore. Pero vamos a seguirla, y sabremos si es
cierto.
Nada más lejos de la realidad. La cautiva deseaba tanto o
más que los propios médicos la recuperación de Almanzor, pues en ello le iba el
único medio de encontrar la libertad. Así que, con una escolta de 15 soldados,
y el propio rey tras de sí, salieron de Almedíjar siguiendo hacia arriba el
cauce del barranco que besaba sus murallas.
Al poco, divisaron junto al camino un enorme castaño, al
cual le echó el ojo Almanzor, que ordenó que pronto lo talasen para hacer leña.
Mas la cristiana que lo escuchó, se giró en redondo y replicó:
- Cristiana soy, mi
señor, pero bisnieta de hebreos, que por defender su vida, hasta su arado
perdieron. Ese castaño que alza junto al camino sus siete brazos al cielo para
adorar a su Dios, lo plantó mi bisabuelo. Respétalo pues, Almanzor, que por Alá
te lo ruego, y que lo admiren los hombres hasta el final de los tiempos.
- Hablas con voz de
profeta, esclava. - respondió el asombrado Almanzor- Pero por tu valentía lo
dejaremos con vida para que dé sombra a mis nietos. Pero se habrá de llamar
Castañera y no Castaño, pues pervive por tu genio.
En estas conversaciones estaban, cuando llegaron a un paso
estrecho, que pronto vino a mostrar el nacimiento de una fuente, para gran
júbilo de sus descubridores. Aquellas frescas aguas restablecieron en poco
tiempo la salud de Almanzor, y la de toda la población, que ya empezaba a
enfermar por falta de medidas higiénicas.
El gran Almanzor, fiel a la promesa, y agradecido por los
servicios de aquella joven cautiva cristiana, se dispuso a concederle cualquier
petición que ella formulara. Pero no fue ni oro ni joyas lo que quería aquella
joven. Una vez más, la joven volvió lo volvió a sorprender:
- Señor Almanzor, bien
sabes que a lo largo de los siglos cristianos, hebreos y árabes han convivido
pacíficamente a la sombra de estos montes. Espadán abrazó a todos, pero ahora
es un señor de lejos quien ha dictado que los de mi religión y los de la
vuestra no puedan seguir viviendo juntos. Esa ley ha causado en vosotros un
gran dolor, pues os aparta de vuestras tierras y familias, pero también a
nosotros, que igualmente hemos sufrido esas pérdidas.
“Mis padres y hermanos,
a causa de este enfrentamiento, tuvieron que irse al otro lado de la sierra,
donde supongo rezarán para que esto termine pronto, y yo regrese pronto,
aliviando así sus penas de corazón. Así pues, mi señor, simplemente te pido ser
libre, que me devuelvas con los de mi mismo credo, y lo más prontamente
posible, al lado de mis añorados y amados padres.
Aquella petición llena de verdad y sentimiento, consiguió
enternecer al rey, y aunque sintió pena por la pérdida de tan fiel y valiente
esclava, no faltó a su palabra, y accedió a su petición.
- Cristiana, grandes
verdades dices, y aunque llevo puesta una coraza de guerrero, guardo corazón de
hombre. Coge tus cosas, ve con los tuyos, y que Alá te guíe y acompañe.
Cuando cesaron las guerras, el suceso protagonizado por la
cristiana y el fiero Almanzor corrió como un reguero de pólvora, y como
recuerdo de aquel honroso hecho, de Almanzor se llamó en adelante tanto la
fuente, como el barranco que recoge sus aguas.
EN BUSCA DE LA FUENTE DE ALMANZOR
Son las 9 de la mañana y parece que va a hacer buen día, asi que cojo a Flavia y salgo dirección a Almedijar.
Cojo tramos de asfalto y tramos de pistas y no tardo desde mi pueblo, Vall de Almonacid, en acercarme allí.
Desde la carretera y antes de llegar, veo una balsa y una contrucción que me llama la atención, así que me desvio por un camino para ir ha darle un ojo.
Son el acueducto y la balsa de la huerta nueva, despues de estar un rato contemplándolo y sacando unas fotos, hablo con un lugareño que me indica que es de la época mora y que por un barranco del pueblo hay otro parecido a este pero restaurado.
Alejándome del acueducto sigo mi camino en busca de la fuente.
Entrando en Almedijar.
Bordeo el pueblo y me voy en busca del lado izquierdo de la rambla de Almedijar,y despues de un pequeño tramo de hormigón, enseguida estoy metido en pista.
Sino recuerdo mal, una vez cogido el tramo de pista, primera a la derecha y primera a la derecha, según el cartel voy por buen camino.
Por aquí debió de ir subiendo la esclava cristiana junto a los soldados y el rey Almanzor.
Voy despacio intentando saborear el momento y recordando todo lo que leí sobre la leyenda.
Después de un tramo me encuentro con esto, una carbonera restaurada junto con la covacha que daba cobijo al carbonero...
Los paisajes que nos encontramos son espectaculares y la tranquilidad es absoluta.
Intento ir muy despacito, como sino quisiera molestar a lo que me rodea.
De repente nos encontramos con esto, os acordais de " La Castañera" de la leyenda??
Pues aquí esta...
Seguimos ascendiendo muy suavemente junto al barranco de Almanzor, presintiendo que la fuente estará ya cerca.
A los pocos minutos y después de un repecho mas pronunciado nos encontramos con el cartel que nos indica que ya hemos llegado a nuestro destino.
Me temo que de aquí hacia delante habrá que seguir a patita por esta senda....
Bueno, una vez encontrada la fuente de Almanzor, retomo el camino hacia Almedijar de nuevo en busca del acueducto de L´Alfara, que es el que me comento el lugareño q estaba en mitad de la rambla de Almedijar.
Conforme voy bajando observo como le están sacando el corcho a los alcornocales.
Un descansito antes de meternos por la rambla
Seguimos camino y despues de perdernos alguna que otra vez, damos con el acueducto restaurado.
El acueducto de L´Alfara.
Después de unas cuantas fotos, salimos de la rambla y abandonamos el lugar.
Almedijar, pueblo de la Sierra de Espadan muy típico por sus quesos, así que si os perdéis, aquí es un buen lugar para hacerlo....
Espero que os haya gustado la ruta, y si alguno esta interesado en mas información, solo tiene que pedírmela.
Ahhh, y recordar, viajero no es el que viaja mas lejos, sino el que siente el viajar como su forma de vida y lo disfruta 100%, viaje varios meses o unas pocas horas. Hasta la próxima.......