Nunca habría
imaginado que una ruta así la empezaría por el final, pero aprovechando que en
octubre se conmemorará por primera vez el Año Jubileo del Santo Grial aquí en
Valencia, intentaré seguir sus pasos por la península desde que allá por el
siglo III D.C. y más concretamente en el año 258, el diacono San Lorenzo, al
servicio del Papa Sixto II, lo enviara a Huesca, a casa de sus padres para
protegerlo del emperador romano Valeriano.
Será un viaje en
solitario siguiendo los pasos del Santo Grial, en el que Flavia será mi
mejor corcel y yo el mejor Caballero, no
porque lo sea, sino porque lo recorreré.
El primer paso tal
vez será el más complicado, la indecisión y el respeto de no saber qué me podré
encontrar le da a esta ruta un tono aventurero algo especial.
Una vez la
empiece, se transformará en el inicio de
un camino que será mucho más que una simple ruta, sabiendo a ciencia cierta que
cuanto más tramo de camino recorra, más comprensivo y sensato seré.
El Santo Grial me
espera, sabiendo de antemano que solo lo hallaré dentro de mí, en mí interior.
El día en el que en
esta pequeña aventura no haya aprendido al menos una sola idea, habrá sido un
día perdido para mí. Las dudas y preguntas serán buenas como camino de la
búsqueda de la verdad, aunque no llegue a encontrarla.
Son muchos los
caminos y las formas de recorrer esta ruta, mi ruta, por eso, esta es una de
las múltiples formas de ver este recorrido que he formado buscando información
durante mucho tiempo en libros y revistas al respecto así como en infinidad de
portales de internet.