domingo, 23 de octubre de 2016

LA RUTA DE LOS TEMPLARIOS 3ª PARTE

Empieza el tercer día de ruta, tengo la intención de recorrer las poblaciones más cercanas a Teruel, así que por Allepuz y Cedrillas que fueron también territorio Templario.
Nada más salir de La Iglesuela del Cid, pueblo donde pernoctamos, nos hace mucha ilusión ir a ver una masía fortificada en la Puebla de Ballester, cerquita del anterior.






Luego tomamos rumbo a nuestro primer destino, Alfambra, donde su castillo terminó convirtiéndose en convento. El frío es intenso a primeras horas y asi se puede ver en mi cara....


Ya en el  pueblo, atravesamos algunas calles para acercarnos lo máximo posible a lo más alto y cuando no podemos más, nos bajamos de la moto para contemplar el estupendo paisaje.



Fue propiedad de la Orden de Montgaudí (Orden de Monfragüe) que tuvo allí un Lignum Crucis traído desde Tierra Santa (reliquia que se refiere al madero supuestamente utilizado por los romanos para crucificar a Jesús) siendo su sede aragonesa. Al anexionarse esta orden al Temple, pasó a ser templaria en el año de la fusión, en 1196. Pasó a ser sanjuanista en 1317.


Continuamos dirección a la capital Turolense y la atravesamos en busca de una masía que fue templaria, en la población de Villastar, pero antes me desvío para recorrer la rambla de Barrachina, ya que me han contado que sus montañas son como las del Gran Cañón, y sí, doy fe de ello,  no sin antes perderme un poco en busca de ellas.





Retomo el rumbo y después de preguntar a un par de lugareños por la Masía de la Torre, que así la llaman, la localizo, cerca de la población de Villastar.




El Temple construyó su torre fortificada. El resto de lo que fue el recinto fortificado, ya no existe. Fue de Montgaudí desde 1181. 




Unas fotos ante ella y sigo rumbo hacia Villiel, donde queda parte de un castillo templario que fue entregado a los caballeros por el rey Alfonso II



Encomienda templaria, con castillo que antes fue de Montgaudí. Beltrán Navarro sería el primer comendador de la orden, resistiendo hasta el año 1308.
Queda en pie la torre del homenaje.

Después de ver la torre me voy en busca del castillo de Libros, que del cual solo queda algún maltrecho muro encima de un abrupto cerro y poco más.




Perteneció a la Orden de Mongragüe desde 1187 y al Temple desde 1196.
Según cuenta la historia, en el mes de junio de 1308. Frey Pedro Rovira, caballero templario en la Corona de Aragón, llevaba medio año refugiado tras los muros del castillo que la orden posee en Libros, a orillas del río Turia, en la provincia de Teruel, resistiendo a las tropas reales con un puñado de seglares No es difícil imaginar la soledad y el desánimo que embargan el corazón del templario.

Nos desviamos un poco de la ruta para intentar localizar una pedanía de Villiel, donde los templarios construyeron su fortaleza en lo alto de unos riscos, de ese castillo sólo quedan los restos, se trata de Tramacastell. La carretera no es muy buena pero seguro que valdrá la pena ir a verla.





La primera noticia escrita que se tiene de la villa de Tramacastiel nos la proporciona un documento del rey de Aragón, Alfonso II, expedido en Calatayud en Diciembre de 1187, y que se encuentra depositado en el Archivo de la Corona de Aragón en Barcelona. Dicho documento dice que el Rey dona a la Orden de Montegaudio, de Alfambra, el castillo y la villa de Villel con todos sus términos, pertenencias y todas sus aldeas: Tramacastiel, Cuevas de Eva (Riodeva), Villastar, Cascante, Valacloche y Libros. 

En el siglo XIV, al desaparecer la Orden de los Templarios, pasaron a depender de la Orden de San Juan de Jerusalén, pero la villa de Tramacastiel debió desligarse y no perteneció a esa Orden, pués se sabe que hacia el año 1.200, Gil Ruiz de Castelblanque, valenciano del Rincón de Ademuz, poseyó un extenso señorío pegado al estado de Albarracín siendo señor de Tormón, El Cuervo, Tramacastiel, Cascante del rio, Valacloche, Sot y Chera. 

Descansamos un rato contemplando la iglesia en la aldea y los restos de la fortaleza y cogemos rumbo Castellón, para visitar el último pueblo templario de hoy antes de terminar la jornada, Albentosa.


Nos bajamos por carreterillas casi desérticas, pasando por Riodeva y Camarena de la Sierra, a los pies de Javalambre donde cogeremos la antigua y solitaria nacional hasta dar con Albentosa. Una vez allí lo tenemos claro, emprendemos la empinada cuesta que nos llevará hacia donde estaba el castillo templario, hoy cementerio municipal.






Desde 1203 los templarios poseyeron el castillo al lado del río Albentosa. En 1182 el rey Alfonso II le entregó al Temple las iglesias y diezmos, pero no el castillo. En 1251 los templarios se lo cambiaron a Jimeno Pérez de Arenós por las alquerías de Massarrojos y Benifaraig (Valencia).


Se nos está acabando el día, y hoy duermo en casa, ya que tengo una muy cerca del lugar y no me lo pensaré dos veces, también ha sido un día duro y con mucho frio, una buena ducha con agua muy caliente me ayudara a relajarme y a descansar, solo nos queda un dia para terminar la ruta y tendre mucho que contar......

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domingo, 16 de octubre de 2016

LA RUTA DE LOS TEMPLARIOS 2ª PARTE

Amanece en el segundo día de ruta y parece que va a ser muy bueno.

Nos despedimos de Monzón y siguiendo el curso del rio Cinca nos vamos en busca de la primera población templaria de hoy, Chalamera.




Poco antes de llegar al pueblo nos encontramos con el único vestigio templarios que queda de su paso por esta localidad, la Ermita de Santa María de Chalamera, subimos con Flavia una pequeña pero empinada cuesta y ahí está, como si estuviera observando el paso del río a través del valle y esperando nuestra llegada.






Las vistas de la cuenca y la tranquilidad de la zona nos invitan a parar la moto y pasear alrededor de la solemne construcción.


Después de recrearnos un buen rato con el fantástico paisaje que nos brinda las primeras horas de la soleada mañana nos vamos dirección Chalamera y acercándonos al pueblo vemos la montaña que domina la población, donde un día estuvo el castillo pero que ahora no queda resto de él.



Establecidos los templarios en Chalamera reedificaron el castillo visigodo que fue cabecera de su encomienda paralela a la de Monzón
Los templarios resistieron tenazmente en su castillo el vergonzoso sitio a que fueron sometidos tras las calumnias perpetradas por Felipe el Hermoso, rey de Francia y el Papa Clemente V.
Apresados los monjes del de Monzón, solamente quedó Chalamera como último castillo templario, por eso, fue destruido por completo y solo queda, como recuerdo, el monte sobre el que estaba construido.

No me puedo ir de aquí sin ver el rio Cinca de cerca, así que hacemos un trozo de pista para acercarnos a él y descansar un poco antes de seguir hacia Alcañiz, nuestro próximo destino.







Atravesaremos Monegros y el embalse de Mequinenza por Caspe y cuando queremos darnos cuenta, ya estamos subiendo al parador de Alcañiz donde se encuentra su castillo, las vistas  de toda la ciudad desde el alto  atravesada por el río Guadalupe son impresionantes.




Hay pinturas murales templarias en la sala capitular del castillo que fue de los calatravos, que la recibieron en 1179 de manos de Alfonso II. En dichas pinturas se ven templarios en la conquista de Valencia.










Seguimos viaje y atravesamos Calanda, haciendo parada en su pantano para comernos un buen bocata de chorizo que nos hará reponer fuerzas para continuar.





Nuestro siguiente destino será Castellote, una de las principales puertas del Maestrazgo al que no tardamos en llegar. Este pueblo está íntimamente ligado a la Orden del Temple, su castillo enriscado desde el cual se domina la población y un torreón templario reconvertido en centro de interpretación así lo manifiestan.








Aparcamos la moto frente a la torre y nos damos un buen paseo por sus empinadas y empedradas calles.

El castillo, emplazado sobre el soberbio escarpe que domina la población, fue ordenado construir por Alfonso II, sobre una fortaleza reconquistada a los musulmanes por Alfonso I.
Alfonso II encomendó su defensa a los Templarios. Toda la obra parece responder a la época templaria del siglo XIII y es un ejemplo de los castillos levantados por órdenes militares
Aquí resistieron ante las tropas del rey durante un año tras el prendimiento de los templarios en 1308.

Seguimos ruta, atravesando el pantano de Santolea, característico por su bonito color azul turquesa, cuyo territorio fue también fue Templario, aunque ahora se encuentre oculto bajo las aguas.





Muchas veces de camino hacia nuestro próximo destino, nos toparemos con construcciones que nos imponen respeto y admiración, como esta Ermita de San Marcos, también conocida como la catedral de las montañas y sita en el término de Olocao del rey, que nos invitan a detenernos y ponernos a explorar en la soledad que nos regala visitarla entre semana...














En breve estaremos ante las puertas del amurallado pueblo de Mirambel, donde entraremos  con Flavia por sus estrechas calles y aparcaremos al lado de la iglesia para poder reposar un poco igual que lo hizo Jaime I de Aragón antes de iniciar la conquista de Morella, primera población conquistada del Reino de Valencia.























Mirambel fue conquistada a los musulmanes por Alfonso II en 1169 y posteriormente entregada a la orden militar del Santo Redentor, pasando posteriormente a poder de la Orden del Temple.
Fue un lugar donde ya en el Medievo los caballeros templarios dejaron su huella, marca indeleble de un territorio que fuera frontera en tiempos de la Reconquista cristiana con el reino de Valencia.
Alfonso II en 1157 le concedió Fuero Libre. El pueblo contó desde 1234, gracias al maestre de la Orden del Temple con la Carta Puebla.

Visto el pueblo emprendemos ahora la marcha hacia Cantavieja, a la que nos acercamos por una zigzagueante carretera que nos ira guiando hacia el peñasco donde se asienta desde hace siglos.



 La leyenda dice que su castillo lo construyó Aníbal, quien le llamó “Cartago Vetus” Una vez allí dejaremos a Flavia en la plaza y nos dispondremos a recorrerla.

Tras la conquista de estas zonas a los musulmanes, Cantavieja va a ser la cabeza de la Encomienda de la Orden del Temple, además de ejercer como cabeza de las bailías hospitalarias de Aliaga y Castellote.
El 29 de noviembre de 1212 Pedro II de Aragón la entregó a la Orden del Temple y en abril de 1225 el maestre del Temple otorgó Carta de Población a los habitantes de la población. En su castillo establecieron su habitat los templarios, de los que dependieron las propiedades que tenían en La Iglesuela, Villarluengo y Mirambel, que antes pertenecieron a la encomienda de Castellote.











Próximo destino, La Iglesuela del Cid, que como bien dice su nombre, nos anuncia un pasado estrechamente ligado al del Cid Campeador.


Entramos en el pueblo por sus calles que conforman un complejo entramado que recorre un pasado repleto de historia que alcanzó su máximo esplendor en la época romana, de la que se conservan restos arqueológicos a las afueras.









Rodrigo Díaz de Vivar se refugió en esta localidad camino de Valencia y la fortificó. En el siglo XII, la villa se encomienda a los templarios para formar parte de la que fue la Baylía de Cantavieja. La Torre de los nublos es parte superviviente del castillo que construyeron aquí los templarios en el siglo XIII o comienzos del XIV. En concreto es la Torre del Homenaje que está construida con mampostería y sillería y esta rematada con almenas.
Aquí termina otra dura pero bonita jornada y nos toca descansar en alguna posada del lugar, que tenga establo para mi cansada Flavia y una buena cama para este maltrecho caballero.
Mañana continuaremos viaje.....
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